La meditación es una de las prácticas del ámbito espiritual del
ser humano más significativas e importantes y una de las que puede provocar
cambios más contundentes y permanentes en el mismo a nivel de su conciencia
cognoscitiva. Sin embargo, uno de los problemas más habituales acerca de la
misma, es que muchas veces es mal comprendida o no es comprendida en absoluto. Esto
se debe fundamentalmente a diversos y variados motivos entre los que encontramos
la inadecuada divulgación que realizan pseudomaestros espirituales ampliamente
presentados por los medios masivos de comunicación, la ausencia completa de la
misma dentro de los programas educativos de las escuelas de occidente, la casi
inexistencia de practicantes de meditación en los países occidentales, etc. Muchas
personas, combinando a tientas los pocos elementos teóricos a los que pueden
acceder, logran llegar a una comprensión muy elemental sobre lo que la meditación
es, llegando a conceptos tales como que la meditación es “para alejarse del
mundo y de sus problemas”, “para evadirse de la realidad”, “algo solo de
orientales o para hippies”, “solo para gente iluminada”, etc.
Nuestra finalidad es ofreceros talleres lo mas completos posible sobre la meditación y sobre cómo practicar.
Una primera aproximación a su comprensión
La meditación es una práctica, es decir, un proceso de
experimentación, mediante el cual entramos en contacto con aspectos y estratos,
tanto de nosotros mismos como del universo, a los cuales no es posible acceder
por otros medios. De esto se deduce la contundente consecuencia de que si no es
a través de la meditación no llegaremos a conocer en forma de experiencia y
práctica algunos de los ámbitos más importantes, trascendentes e inclusivos de
nuestro ser y del universo mismo. La meditación es evidentemente una práctica
cognoscitiva donde no solamente se amplía el rango de objetos conocidos sino
que también se alcanzan tremendas profundidades de conocimiento de los mismos.
Esto significa, dicho de otra manera, que mediante la meditación se alcanza un
conocimiento profundo de ciertos objetos que ya eran conocidos para nosotros
pero que lo eran solamente de una manera muy superficial.
Es importante comprender que si bien la meditación posee
fundamentos teóricos, la misma es eminentemente una práctica o experimentación.
Si, por ejemplo, la comparamos con el hecho de correr maratones por parte del
ser humano, la meditación en si misma es comparable al hecho mismo de correr la
maratón y sus fundamentos teóricos son comparables a los fundamentos teóricos
de la maratón entre los cuales se incluyen la capacidad del ser humano
para emprender tal práctica.
Nunca debe confundirse el fundamento teórico de la meditación
con la práctica de la misma. Uno de los errores más comunes de muchos pseudomaestros
espirituales de hoy en día es que conocen mucho de la teoría de la meditación de
tal manera que pueden hablar durante horas sobre la misma. Y de hecho parecen
bastante eruditos. Sin embargo eso no significa que sean avezados en la práctica.
Comúnmente caen en el grosero error de querer transmitir a otros solamente la
teoría sin orientarlos hacia la práctica misma. Esto es como querer enseñar a
alguien a correr maratones mostrándole gráficos de anatomía humana.
Uno de los errores más comunes en las respuestas a la pregunta
¿para qué sirve la meditación? o ¿cuál es su esencia?, es hacer referencia a
algunos resultados del ámbito físico o emocional que puede provocar la misma en
el ser humano Los cuales, si bien son notablemente importantes, son beneficios
adicionales de la meditación y no su finalidad per se.
Entre estos beneficios, muchos de ellos ampliamente difundidos
mediante cuidadosas investigaciones, se encuentran la disminución y
estabilización en valores normales de la presión sanguínea, el aumento de la
actividad intelectual, el aumento de la actividad inmunológica del organismo lo
cual implica menor propensión a las enfermedades, la disminución de los contenidos
plasmáticos de ciertas hormonas asociadas al stress, etc.
Si bien, como mencionamos anteriormente, estos beneficios son
notables e importantes, no son en absoluto la finalidad de la meditación sino
beneficios adicionales y secundarios a la práctica de la misma. Me causa mucha
gracia escuchar a médicos, psicólogos y psiquiatras recomendar la meditación
para alcanzar este tipo de resultados dejando de lado y sin mencionar su
finalidad propia y específica. El problema, claro está, no es que se recomiende
la meditación de forma incorrecta sino que, muy por el contrario, no se
explique su sentido último y esencial. Por supuesto que, y esto se encuentra
ampliamente probado, todas las prácticas que ejercita el ser humano sin conocer
el sentido último y fundamento de las mismas caen en poco tiempo en desuso y
dejan de ser practicadas.
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